RELATOS ORALES

sábado, 12 de septiembre de 2015

MI TÍO BERNARDO, “El Dandy”

Sin dudas, Berny era un tipo muy divertido. Se casó perdidamente enamorado de Brígida, que tenía unos años más que él, aunque jamás lo admitió. Brígida era muy coqueta, por eso no sólo no declaraba su edad, sino que renegaba de algunos más. Su belleza hizo que nunca le faltaran candidatos y siempre se comentó en el ámbito familiar, que en más de una ocasión le "colgó la galleta" a Berny, tal vez especulando con el arribo de algún "príncipe azul" rezagado.
Cierto día la relación se había puesto muy tensa y Brìgida le cerró la puerta en las narices a su enamoradizo pretendiente, ante el espanto de su mamá que tenía muy claro el buen partido que era Berny para su hija. Esta actitud le costó una fuerte reprendida materna por sus descontrolados arrebatos, por cuanto corría peligro la garantía matrimonial. Pero en este caso, el proceder de Brígida tenía motivos muy fundados. Resulta que el muy pícaro "play boy" se carteaba con una jovencita -a la sazón íntima amiga de Brígida- y ésta lo descubrió de la manera más insólita. El día que la carta íntima llegó a destino, Brígida estaba de visita en la casa de su destinataria y tuvo que comerse el garrón del jolgorio que originó la misiva de Berny. El hecho desató una feroz tormenta cuando Berny llegó a la casa de la novia y ésta salió a recibirlo. Sin mediar palabras Brígida lanzó un fuerte "slap" tan violento como el "bang" que sonó después cuando cerró la puerta en las narices de su "Romeo". Berny, desorientado pedía perdón, sin siquiera saber cuál era la razón de tanta furia, aunque suponía que algo "muy gordo" debió haber sucedido. Inmediatamente se abrió la puerta y apareció su virtual suegra: "¡Debería darte vergüenza Berny!" le recriminó en voz alta, para luego susurrarle al oído: "Andá a confesarte con el Padre Maxwell y después volvé; de mientras trataré de calmar a Brigida".

Si bien Brígida se aprovechaba del amor extremo que le profesaba su pretendiente y lo hacía sufrir hasta el llanto, él tampoco se quedaba atrás. Berny no era un fisgón vulgar, pero sí un discreto observador de fluida conversación; conocía al dedillo las debilidades del sexo opuesto y sabía cómo gustar a las mujeres a quienes colmaba de elogios cuando advertía el estreno de un vestido o la elegancia de un peinado nuevo. Estas y otras razones obligaban a Brígida a mantenerse en guardia, sin darse cuenta que sus manifiestos celos alentaban más su rivalidad con las demás chicas que sacaban ventaja de sus rabietas.
Caricatura dibujada por mi padre en la que se ve a
Bernardo marchando al frente seguido por su esposa 
Brígida y su cuñada María "Minnie"

Esta especial observación de Berny por "la beauté de la femmes", se traslucía en su manera de vestir, siempre elegante y de buena marca. Paseaba por calle Belgrano -aun en pleno verano- con un traje claro y sombrero al tono. Se desenvolvía sin prejuicios y caminaba como dando pequeños saltitos disfrutando de la vida en libertad. Hacía las compras diarias, fumaba alguno que otro cigarrillo puro y gustaba del buen comer y beber sobriamente. Tal vez por eso se mantuvo siempre en forma, delgado y ágil.

A Bridget y Berny los apodaron "the bee's", tal vez para despistar a los chicos cuando los mayores hablaban trivialidades, o bien para abreviar sus nombres. Los "bee's" eran muy "patas de perro". Salían de visita durante los días de semana, siempre por la tarde, porque los sábados y domingos permanecían en su casa para reunirse con familiares y amigos para jugar a los naipes. Cuando venían a nuestra casa, Berny siempre nos embromaba metiéndonos bolillas de los siempre verdes por el cuello de la camisa; o nos bombardeaba con bolitas de miga a la hora del té. Los chicos del vecindario lo apodaron "el tío jodón", y cuando se enteraban que estaba de visita, se apiñaban frente a nuestra casa para divertirse con sus bromas y ocurrencias. Todos querían estrecharle la mano, y cuando lo hacían, él les ganaba de mano tomándoles la punta de los dedos y se los apretaba. Nunca pudimos estrecharle la mano completa. Cuando hacía estas bromas Brígida lo reprendía: "Don't be acting the goat!" le decía, pero a él no le importaba y seguía la chacota.
¡Bien puede decirse que mi tío Berny fue un "jolly good fellow!

Brígida y Bernardo "The bee's"
Berny murió el 14 de mayo de 1958 y Brígida el 05 de diciembre de 1975. Ambos descansan en el cementerio de Venado Tuerto (Santa Fe) a la sombra de una cruz celta. No tuvieron descendencia.

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